EL MAESTRO RECONOCE LAS ESPECIFICIDADES DE LAS DIMENSIONES, LAS INTEGRA Y LAS VIVENCIA PARA CONTRIBUIR AL DESARROLLO DE LOS PROCESOS COGNITIVOS Y SOCIO AFECTIVOS DE LOS NIÑOS Y NIÑAS DE LA PRIMERA INFANCIA.

Esp. Esperanza Lombo

Esp. Olga Isabel Rodríguez

Esp. Maddys Janeth Villota G.

Mg. Maritza Eugenia Molano Ordóñez.

 

PRESENTACIÓN

 

Con el transcurrir del tiempo, se tiene el privilegio de aprender de las experiencias de diferentes personas, aquellas que quizá también, han decidido elegir para su proyecto de vida, la docencia. Pertenecer a una Institución formadora de maestros, que, con tanto ahínco, logra durante 83 años permanecer y perseverar, es una bendición. Por tanto, en este caminar, la adquisición de bases para el conocimiento de la Historia, la Epistemología, la Pedagogía y la Didáctica, se hacen fundamentales por ser disciplinas que, a través del tiempo, han hecho aportes significativos para transformar la sociedad y el mundo académico, razón por la cual, hoy en día, se les reconoce como promotoras de ideas, pensamientos e inquietudes y merecedoras de correspondencia desde la vivencia entre pares participantes del mismo sueño.

 

A partir de esta premisa, se quiere presentar la cotidianidad del aula en la primera infancia, acompañada con algunos aportes significativos de observaciones y reflexiones a la práctica de los maestros en formación, a algunos docentes y a nuestra propia práctica pedagógica.

Desarrollo

Hablar de integralidad en la educación inicial, requiere circundar momentos específicos que han de conocerse y profundizarse también de la mano de la Pedagogía y la Psicología, para hacer de los espacios infantiles, ambientes de cálido aprendizaje. Pensar en los niños y niñas de la primera infancia, trasciende los esquemas del conocimiento, por la responsabilidad tan grande que representa su formación. Por consiguiente, surge una inquietud, al incursionar en su mundo: ¿Específicamente qué debería orientarse en cada una de las dimensiones? Si bien es cierto, se vislumbra su proceso integrado y a través de ellas, se explicita el propósito de la educación inicial, no como escolarización temprana y convencional de los espacios educativos, sino como la recuperación, el aprovechamiento y el enriquecimiento de situaciones cotidianas, mediadas por prácticas artísticas - culturales y situaciones de resolución de problemas que día a día los involucra en permanente evolución psicosocial.

 A pesar de lo anterior, la pregunta inquieta cotidianamente en los maestros, por tanto las docentes de preescolar de la Escuela Normal y el Colectivo

 

“Formación de Maestros” intentan hacer un acercamiento al mundo de los niños y las niñas desde el desglose de las dimensiones por cuestiones netamente pedagógicas y didácticas. La teoría demuestra su transitar transversalmente en el devenir de cada ser humano, pero por argumentos metodológicos, se retoman y se profundizan para que coadyuven a los Normalistas Superiores a reconocer específicamente, qué involucra cada dimensión y cómo pueden contribuir a su progreso.

 

Esta proposición, no se distancia de lo planteado por algunos estudios, al contrario, hace visible y tangible lo manifiesto. Tampoco de lo propuesto por el M.E.N, busca puntos de encuentro para generar espacios de intercambio y comunicación. Es decir, mediante las experiencias pedagógicas, potenciar el desarrollo, es acompañar y fortalecer las actividades y expresiones propias de la Primera Infancia, mediante  el juego, el arte, la exploración del medio y la literatura, pilares que posibilitan que el aprendizaje no sólo se dé, espontáneamente, sino con acciones intencionadas, donde maestros en formación y maestras del Nivel Preescolar propongan, planeen, generen, acompañen y efectúen seguimiento a su quehacer pedagógico (Desarrollo Integral en la Primera Infancia, 2012). En efecto, se construyen y vivencian integralmente, con la certeza de contribuir a los intereses de los educandos y las singularidades de sus contextos, con la transversalidad de los principios de Integralidad, Participación y Lúdica, (Decreto 2247 de 1.997).

 

Lo anterior pretende mediante el acercamiento a la investigación, formular la siguiente pregunta problémica ¿Cómo el reconocimiento de las especificidades de las dimensiones, su integración y su vivencia por parte de los maestros de Primera Infancia y los Maestros en Formación, contribuye al desarrollo de los procesos cognitivos y socio afectivos de los niños y niñas?

 

Así, identificar los procesos que integran cada una de las dimensiones y a su vez hacerlos perceptibles en el aprendizaje, es un trabajo laborioso y mancomunado entre docentes y maestros en formación. Se pretende a través del desarrollo de la Autonomía, la Iniciativa y la Identidad, competencias Básicas y transversales para la vida psicosocial, fundamentar los aprendizajes estructurantes que construyen las niñas y los niños acorde con las interacciones que establecen con el mundo, con los otros y consigo mismo (D.B.A, M.E.N, 2016, p. 5). De esta manera, sus vivencias y experiencias tienen un común denominador, posibilitar el diseño y ejecución de planeaciones con propósitos específicos, que denotan impacto en la formación integral y se convierten para los maestros en formación en cualificación pedagógica relevante para su desempeño como futuros profesionales de la Educación.

Es así, como se suscitan procesos sistémicos, mediante la planeación, la participación y la solución creativa de situaciones reales desde la proposición de eventos socioculturales que se promueven en la cotidianidad de la vida. También se contribuye en la formación de seres humanos sensibles, creativos y con direccionamiento hacia un buen proyecto de vida.

 

Precisamente, se conjuga la alianza entre lo cognitivo y lo socio afectivo, como puente pedagógico que articula el proceso de aprendizaje y la interactividad entre el estudiante-docente para hacer transformaciones en el aula (Díaz, Arceo y Hernández, 2005). En consecuencia, planear mediante Proyectos Pedagógicos Integrados de aula, emerge en ejercicio continuado de reflexión y acción, en torno a puntos de encuentro, que buscan que los educandos activen su deseo de aprender y los maestros el deseo de crear.

 

De igual forma, se entrelazan las tres competencias que se mencionaron anteriormente, con las tres intenciones que proponen los Derechos Básicos de Aprendizaje (D.B.A) como direccionamiento para que los docentes, construyan y vivencien con los estudiantes, experiencias y ambientes desde acciones intencionadas, que facilitan la relación de los aprendizajes estructurantes y los desarrollos propios de los niños y niñas.

1.Las niñas y los niños construyen su identidad en relación con los otros; se sienten queridos, y valoran positivamente pertenecer a una familia, cultura y mundo. 2. Las niñas y los niños son comunicadores activos de sus ideas, sentimientos y emociones; expresan, imaginan y representan su realidad. 3. Las niñas y los niños disfrutan aprender; exploran y se relacionan con el mundo para comprenderlo y construirlo (D.B.A, M.E.N, 2016, p. 5).

El seguimiento se hace mediante un proceso cualitativo que exterioriza avances en sus aprendizajes, no como logros necesariamente, sino como posibilidades para que los maestros, desplieguen experiencias y ambientes significativos con base en los intereses y necesidades de las niñas y los niños, no sólo del ámbito escolar, sino para su vida misma, considerándolos como seres humanos, parte de un todo, que coexiste con cada una de las dimensiones y en ellas una serie de componentes.

Lo anterior, posibilita la manera de ver cada dimensión y el reconocimiento de sus especificidades e iniciar la reflexión sobre los puntos de encuentro, que sólo con la particularidad de cada una, es posible entender la integralidad del ser humano (Fandiño, Carrasco, Elvira, 2010), es claro que estos desarrollos no son independientes sino complementarios. Por tanto, el funcionamiento específico de cada dimensión, establece el desarrollo y actividad posible del niño en sus distintas etapas (Lineamientos Curriculares, 1997)

Es fundamental la visión integral que se tenga de las dimensiones, al interactuar con el niño y al formular los indicadores, por tanto, el orden en el cual aparecen no supone una jerarquía de importancia de una sobre las otras; lo necesario de identificar para una mejor comprensión del ser y del quehacer de cada niño en su grupo, es el reconocimiento de su contexto social y cultural, al igual que sus ritmos y tiempos particulares de aprendizaje a través de los cuales manifiesta y logra su desarrollo (Lineamientos Curriculares del Preescolar, 1997).

De esta manera, el reconocimiento de los procesos de cada dimensión, permite que las planeaciones se desarrollen con propósitos específicos que denoten impacto en la formación de los educandos y que para la Normal Superior es relevante por la misión hacia la formación de maestros para Preescolar y Básica Primaria.